La tarde del domingo, un grupo de aproximadamente 20 civiles armados disparó contra la base de la policía en Purépero, Michoacán. Sin previo aviso, las balas rasgaron el aire, y el sonido de los disparos llenó el ambiente. La patrulla estacionada en la comandancia se convirtió en un infierno de llamas, su carrocería retorcida y humeante.
-¡Tan tirando balazos!
-No, Son Cohetes
Asi fue como sicarios rafagueraon la Comandancia de Policía de Purepero, Michoacan e incendiaron una Patrull, luego le "sacaron" al "topon" por que huyeron como lo que son, unos cobardes https://t.co/xJzjBwZWtE pic.twitter.com/cr7ugjDx7s— Blog del Narco México (@blogdelnarcomx) July 8, 2024
Los gritos de sorpresa resonaron entre los habitantes cercanos. Los agentes de policía, atrapados en medio del ataque, buscaron refugio mientras las balas perforaban las paredes del edificio. El fuego devoró la patrulla, envolviéndola en una danza infernal de llamas naranjas y negras.
Los vecinos, aterrorizados, se asomaron por las ventanas y puertas, observando la escena con ojos desorbitados. Algunos se arrojaron al suelo, buscando protección. Otros corrieron hacia sus casas, tratando de escapar del peligro inminente.
El comando armado, como fantasmas, desapareció rápidamente después de su ataque. Se esfumaron en las calles, dejando atrás una patrulla carbonizada. Las llamas crepitantes iluminaron la noche, y el olor a humo y metal quemado impregnó el aire.
Las autoridades llegaron minutos después, pero el daño ya estaba hecho. La patrulla, símbolo de seguridad y protección, ahora yacía en cenizas. La comunidad quedó conmocionada por la audacia y la violencia del ataque.
En medio de la oscuridad, los investigadores recogieron casquillos de bala y examinaron los restos calcinados. Las preguntas se acumularon: ¿Quiénes eran los atacantes? ¿Por qué habían elegido la comandancia de policía como blanco? ¿Qué vendría después?
La respuesta, como siempre en estos casos, se perdía en la bruma de la incertidumbre. Pero una cosa era segura: cuando una patrulla ardió en Purépero, Michoacán, se dejó una marca imborrable en la memoria de la comunidad. El miedo, la rabia y la tristeza se entrelazaron en el tejido de la historia local, recordándonos que la violencia nunca está lejos, incluso en los lugares más tranquilos. Para finalizar, te dejamos el enlace de un caso parecido al de esta nota: 2 hombres una motosierra.
